Durante más de medio siglo se han estado utilizando plásticos en la agricultura para acolchado y bolsas de protección para frutas, ya que ayudan a prevenir el crecimiento de malas hierbas, protegen los cultivos de los insectos, regulan el suelo, mantienen una temperatura adecuada y retienen agua y nutrientes. Los ‘agrofilms’ convencionales son populares debido a su asequibilidad y facilidad de aplicación en el campo, pero se convierten en residuos de plástico después de un solo uso, creando un grave problema de gestión de residuos, ya que su retirada del campo y reciclaje son costosos. Estos residuos de plástico, por lo general, se abandonan, se incineran o se llevan a un vertedero.
El consumo total de ‘films’ plásticos para fines agrícolas en Europa superó las 500.000 toneladas métricas en 2013. España e Italia son los mayores productores, representando casi el 40% de la demanda principalmente impulsada por su actividad hortícola intensiva donde se utiliza en grandes cantidades en invernaderos y para acolchado.
Para encontrar una solución a este problema, un consorcio europeo en el que se encontraba el Centro Tecnológico Aitiip (en Zaragoza, España) ponía en marcha en 2014 el proyecto Multibiosol, con el objetivo de explorar la posibilidad de crear plásticos biodegradables. ‘Films’ para el acolchado, bolsas para la protección de frutas y clips han sido algunos de los productos creados y ensayados tanto en el laboratorio como en el campo y que han sido certificados como biodegradables. “Se descomponen en unos seis meses”, según explican desde Aitiip.
“La diferencia entre estos productos y los convencionales es que los productos biodegradables no requieren ser retirados del campo, por lo que el agricultor se ahorra los gastos de esa gestión lo cual lo convierte en económicamente viable”, apunta la responsable de Envase y Embalaje en Aitiip y coordinadora del proyecto, Carolina Peñalva.
“Además -añade Peñalva- hemos añadido algunos oligoelementos a los plásticos, lo que contribuye a enriquecer los cultivos aportándoles importantes nutrientes tanto para el suelo como para las propias plantas aumentando también la productividad de las explotaciones”.
Más color y menos daños
Los productos plásticos fueron probados en diversos cultivos. Así, los acolchados se testaron en cultivos de tomates, pimientos y pepinos. “El nivel de producción en explotaciones con acolchado de plástico biodegradable fue prácticamente similar a la de aquellas que emplearon plástico convencional. Sin embargo, el nivel de frutos con fisiopatías (daños) fue sensiblemente menor en las primeras, por lo que la productividad se incrementa, ya que se desecha menor cantidad de frutos”, detalla Carolina Peñalva.
En cuanto a las bolsas para la fruta, se han probado en explotaciones de melocotón y de manzana de variedades Golden y Fuji. “Las bolsas permiten proteger al producto mucho más que las bolsas convencionales. El hecho de que sean de plástico permite que, por ejemplo, cuando se mojan las bolsas no se peguen al fruto y no se vean afectados por insectos que pudieran traspasarlas”, explica la coordinadora del proyecto.
Asimismo, a estas bolsas se les han añadido productos colorantes que dan uniformidad al color del melocotón. Este parámetro también se analizó en los cultivos de manzanas y se comprobó cómo la coloración afectó al fruto y cómo se protegió de pesticidas.
Junto a las bolsas se han fabricado clips biodegradables para su cierre, que sustituyen a las grapas convencionales.
Aunque el coste por kilogramo de los materiales biodegradables es más alto que el de plástico convencional, cuando se tiene en cuenta el precio de retirada de estos -de entre 200 y 400 euros por hectárea- y se aplican los descuentos a los plásticos biodegradables, que en España ascienden al 30%, se obtiene que el coste de emplear este tipo es inferior al de los convencionales, por lo que así también se incrementa la rentabilidad de las explotaciones.
El pasado 29 de mayo, el proyecto ‘Life Multibiosol’, dotado con dos millones de euros, concluía con una conferencia final de carácter internacional en la que se presentaron los nuevos productos. A la misma asistieron representantes gubernamentales, así como responsables de cuatro proyectos Life, que presentaron sus iniciativas para movilizar la economía circular. También hubo una mesa redonda en la cual expertos de la industria europea del plástico debatieron sobre el presente y el futuro de este material en la agricultura.
Aitiip lleva más de 25 años contribuyendo al impulso de la innovación en las empresas. Desde hace una década, la ecoinnovación, es decir la producción, diseño y fabricación sostenible teniendo en cuenta la vida útil de los productos así como su reciclabilidad, reutilización y valorización de residuos y de subproducto, es una de sus áreas de trabajo, en la que están los plásticos biodegradables.
Fuente: www.heraldo.es
COMMENTS